jueves, 12 de abril de 2012

AÑO DE BREVAS, MEJOR NO LO VIERAS

Año de Brevas, mejor no lo vieras…, o bien, año de brevas, nunca lo veas… escribirlo de una forma u otra, igual da, que, da igual. El significado expresado por este refrán está bien claro para la gente de campo, ya sean agricultores, ganaderos o apicultores.



La breva es uno de los dos frutos que es capaz de producir la higuera. La breva es un fruto hermano del higo en el caso de la higuera breval, que puede madurar dos cosechas, una de brevas entre junio y julio (“por San Juan brevas y por San Pedro, las más buenas”), y, otra de higos entre agosto y septiembre (“por San Miguel los higos son miel”). En cambio, la higuera común, normalmente, sólo produce una cosecha de higos al finalizar el verano. Similar al higo en color y textura, la breva es de mayor tamaño y de sabor menos dulce.
Como las brevas maduran a principio del verano, suelen germinar en el mes de marzo o inicios de abril, y una germinación muy abundante en este periodo viene ocasionada por un tiempo cálido y seco, es decir, falta acusada de lluvias y temperaturas elevadas para esa época del año. Precisamente, este año 2012, bisiesto para más inri, climatológicamente está resultando nefasto y desastroso para el campo en ciertas regiones de nuestra geografía, afectando muy negativamente a la agricultura, la ganadería y el medio ambiente en general, dejando la tierra reseca, la vegetación y sembrados muy maltrechos, los ríos y arroyos corriendo a medio caudal, y los riachuelos y regatos parados y secos desde hace meses.

Los sembrados han sobrevivido a este seco invierno a duras penas. Las escasas lloviznas de los inicios primaverales les ha permitido reverdecer, pero están resultando insuficientes para revitalizar los ralos y debilitados forrajes, que posiblemente no lleguen a espigar, ni se puedan cosechar. Por otra parte, los ganados tampoco encuentran suficientes hierbas y forrajes para pastar a diario en los prados y cercados, como es habitual en las jornadas invernales y primaverales, sino que solamente pueden salir a pastar un día sí y otro no, para dar más tiempo a que los forrajes se recuperen. Esta situación está forzando a los ganaderos a alimentar a sus pastorías de  cabras con las reservas de heno, alfalfa y grano, almacenadas en el pajar para todo el año que ya están agotando, y pronto deberán reponer con el consiguiente gasto extraordinario.
 
Esta acusada falta de lluvias también acarrea efectos muy negativos en la naturaleza que pueden alterar la vida silvestre. Por ejemplo, debido a la falta de humedad en el medio ambiente se produce una  menor proliferación de insectos y plagas que, aunque resultará menos molesta para árboles, vegetales y animales, significa menor cantidad de comida para multitud de aves, anfibios o reptiles. Podemos poner como ejemplo a las golondrinas que, a causa de esta situación han regresado muchas menos parejas a anidar Entrejarasypedreras. Logicamente, si la comida escasea, tendrán que buscar otros lugares para anidar.
En definitiva, el que un año sea bueno de brevas se traduce en graves pérdidas para la naturaleza, los agricultores, ganaderos y apicultores, con el agravante de que, estos colectivos humanos no podrán rehacer sus dañadas economías de una forma natural, en desventaja con la naturaleza que si podrá recuperarse por sí misma. Con razón las gentes que viven del campo no olvidan este viejo refrán: año de brevas mejor no lo vieras…

No hay comentarios:

Publicar un comentario