miércoles, 24 de abril de 2013

CERA VIRGEN II. Las tablillas

En poblaciones de tradición colmenera casi todas las familias tenían sus colmenas y disponían de cera en mayor o menor cantidad, que empleaban para uso propio, comerciar o incluso pagar tributos.

Echando la vista atrás, al reciente siglo pasado, los colmeneros recogían los panales de cera de las colmenas, los prensaban (para que no se apolillaran) y los vendían en bruto a los cereros que acudían a los pueblos comprando cera, y no se ocupaban en derretirla como hacemos actualmente.

Solamente derretían una pequeña cantidad que era destinada para fabricar, de forma artesanal, un tipo de vela muy rudimentaria denominada tablilla. Estas tablillas eran usadas en las iglesias al estilo de las lamparillas de ofrenda actuales que se encienden automáticamente al introducir una moneda. Dichas tablillas fueron utilizadas por la población de Navatrasierra hasta los años cuarenta.

Para su fabricación era necesario cera calentada en estado líquido, una cuerda larga y una pequeña tabla cuadrada de unos diez o doce centímetros. El proceso consistía en coger la cuerda por un extremo y sumergirla en la cera líquida para que al sacarla quedara recubierta por una capa de cera. Repitiéndolo varias veces aumentaba el grosor de la capa de cera que recubría la cuerda y se conseguía una especie de vela fina y larga que, antes de que se enfriara completamente, se enrollaba alrededor de la tabla dándola varias vueltas formando una especie de bobina aplanada cubriendo la tabla que servía de base y soporte. Y se remataba la aplanada bobina colocando la punta del cordón de cera levantado en posición vertical, en cuyo extremo asomaba la cuerda a modo de mecha, quedando la tablilla preparada para ser encendida. (os lo imagináis ¿verdad?, es que no hay fotos, sólo testimonios personales).

En la iglesia estaban dispuestos unos banquillos en los que cada familia tenía depositada su tablilla. Cuando iban a misa la encendían y al terminar la misa la apagaban. A medida que se iba consumiendo desenrollaban otro trozo del cordón para la siguiente misa y así hasta que se gastaba. Tanta cera goteando de estas curiosas velas, chorreaba y quedaba desparramada por el suelo de la iglesia.

Y si nos remontamos a finales del siglo XVIII descubrimos que la cera era usada como moneda para pagar ciertos tributos a las parroquias y cofradías religiosas.
Tenemos el ejemplo de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Veracruz fundada en 1796 en Navatrasierra. Sus cofrades debían aportar las cantidades de cera estipuladas por el ingreso en la cofradía o el pago de multas por incumplir las normas establecidas, que eran destinadas a cubrir los gastos de la cofradía. De esta forma, los nuevos cofrades debían pagar por su ingreso en la hermandad una libra de cera (460 gramos aprox.), y si la abandonaba otra libra de cera. Y por las sanciones o multas estipuladas un cuarterón de cera o media libra, según la gravedad de la infracción.

-          una libra equivale a 460 gramos aprox.
      -          un cuarterón equivale a ¼ de libra, y a  0,11502 kilogramos, es decir, una centésima parte de una arroba

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