Echando
la vista atrás, al reciente siglo pasado, los colmeneros recogían los panales
de cera de las colmenas, los prensaban (para que no se apolillaran) y los
vendían en bruto a los cereros que acudían a los pueblos comprando cera, y no
se ocupaban en derretirla como hacemos actualmente.
Solamente derretían una pequeña cantidad que era destinada para fabricar, de forma artesanal, un tipo de vela muy rudimentaria denominada tablilla. Estas tablillas eran usadas en las iglesias al estilo de las lamparillas de ofrenda actuales que se encienden automáticamente al introducir una moneda. Dichas tablillas fueron utilizadas por la población de Navatrasierra hasta los años cuarenta.
Para
su fabricación era necesario cera calentada en estado líquido, una cuerda larga
y una pequeña tabla cuadrada de unos diez o doce centímetros. El proceso
consistía en coger la cuerda por un extremo y sumergirla en la cera líquida para
que al sacarla quedara recubierta por una capa de cera. Repitiéndolo varias
veces aumentaba el grosor de la capa de cera que recubría la cuerda y se
conseguía una especie de vela fina y larga que, antes de que se enfriara
completamente, se enrollaba alrededor de la tabla dándola varias vueltas formando
una especie de bobina aplanada cubriendo la tabla que servía de base y soporte.
Y se remataba la aplanada bobina colocando la punta del cordón de cera levantado
en posición vertical, en cuyo extremo asomaba la cuerda a modo de mecha, quedando
la tablilla preparada para ser
encendida. (os lo imagináis ¿verdad?, es que no hay fotos, sólo testimonios
personales).
En
la iglesia estaban dispuestos unos banquillos en los que cada familia tenía
depositada su tablilla. Cuando iban
a misa la encendían y al terminar la misa la apagaban. A medida que se iba
consumiendo desenrollaban otro trozo del cordón para la siguiente misa y así
hasta que se gastaba. Tanta cera goteando de estas curiosas velas, chorreaba y
quedaba desparramada por el suelo de la iglesia.
Y
si nos remontamos a finales del siglo XVIII descubrimos que la cera era usada como
moneda para pagar ciertos tributos a las parroquias y cofradías religiosas.
Tenemos
el ejemplo de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Veracruz fundada en 1796
en Navatrasierra. Sus cofrades debían aportar las cantidades de cera
estipuladas por el ingreso en la cofradía o el pago de multas por incumplir las
normas establecidas, que eran destinadas a cubrir los gastos de la cofradía. De
esta forma, los nuevos cofrades debían pagar por su ingreso en la hermandad una
libra de cera (460 gramos aprox.), y si
la abandonaba otra libra de cera. Y por las sanciones o multas estipuladas un
cuarterón de cera o media libra, según la gravedad de la infracción.
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una libra equivale a 460 gramos aprox.
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un cuarterón equivale a ¼ de libra, y a 0,11502 kilogramos, es decir, una centésima
parte de una arroba