En los grandes acontecimientos y celebraciones
importantes, los humanos acostumbramos a colocar la típica alfombra roja para homenajear, a su paso por ella, a estrellas de cine o personalidades de cualquier índole.
Como en la naturaleza también ocurren grandes acontecimientos y como la naturaleza es sabia, dispone de mecanismos propios para colocar alfombras que podríamos considerar alfombras rojas, dada la importancia de los acontecimientos y fenómenos naturales que en ella se desarrollan.
Este mecanismo se desencadena cada otoño con la caída de las hojas que cubren el suelo del bosque llenándolo con las hojas secas desprendidas de sus, ahora, ramas desnudas, para dar paso al frío invierno, como bien podéis apreciar en estas imágenes tomadas en la mañana del día uno de enero de 2013.
Las hojas caídas llenan
el suelo tapizando todos los rincones del bosque componiendo una auténtica alfombra roja o alfombra de hojas sobre
la que se pavonean los árboles, los más famosos en el bosque y merecedores
de ser aclamados, en este caso robles, celebrando la llegada de un nuevo año y,
lo más importante en este caso, que viven en una naturaleza limpia y libre de
contaminación, como así lo muestran la multitud de líquenes adheridos a sus
ramas desnudas de hojas, que son el mejor indicador conocido de la buena
calidad ambiental de un entorno. Pues, según los expertos en medio ambiente, cuánta más cantidad de líquenes
adheridos a las ramas de los árboles más puro es el aire que se respira en
dicho entorno. En este caso, en el robledal del Valle del Hospital.
Los líquenes adheridos a los troncos y ramas de los robles suelen ser de dos tipos, líquenes foliosos con aspecto de pequeñas hojas y líquenes fruticulosos con aspecto de pequeños arbolitos ramificados.
Los helechos muertos y secados por las bajas temperaturas junto con los verdes musgos, hidratados y esponjados por la humedad existente, complementan y completan el tapizado de la alfombra de hojas del bosque
Bonitas fotos,cada una de ellas es el verso de un poema que al pasarlas acaba uno leyéndolo.
ResponderEliminarLas hojas, los helechos, el musgo, los líquenes, embebidos en una atmósfera gris y contemplados por las cuarcitas y los robles. ¡Vaya comparsa!Y en esa escena aparece el fotógrafo y los sorprende en su orgía. Gracias Jesús por hacernos partícipes de ese momento.
Emilio