jueves, 23 de febrero de 2012

LA JARA PRINGOSA O MELOSA (cistus ladanifer)

Las jaras fueron de una incalculable utilidad en la vida cotidiana de estas apartadas zonas serranas, haciéndolas indispensables para determinados usos, ya fuera como combustible, como material de construcción, como alimento para los ganados o como golosina para los humanos.
 

(para vista ampliada, pichar sobre las imágenes)

También llamada Jara del Ládano, es un arbusto que puede alcanzar hasta los 3 mts. de altura. Tiene hojas agrupadas por pares alargadas y estrechas. Los tallos y hojas jóvenes están impregnadas de una sustancia pegajosa y aromática, que le da un aspecto brillante y se adhiere fácilmente a las manos. Las flores son muy grandes, con tres sépalos y cinco pétalos de color blanco, con una mancha purpúrea en la base, y duran abiertas un solo día. El fruto es una cápsula globosa con 7-10 compartimentos que se abren en la madurez en otras tantas valvas. Florece de Abril a Junio inundando de flores blancas los extensos jarales. Los brotes tiernos producen una sustancia resinosa llamada ládano y de sabor amargo, utilizado contra las hernias y como tranquilizante, aunque actualmente su uso más importante está en la perfumería, y también tiene la propiedad de inhibir el crecimiento de otras plantas lo que facilita la proliferación de este arbusto que cubre gran parte del terreno. Durante los veranos de excesivo calor, las ramas viejas producen también una resina blanquecina rica en azúcares llamada mángila que tiene propiedades antitusígenas, y es apreciada por las gentes de Navatrasierra que salen al campo a recogerla como entretenimiento y para saborear esta dulce sustancia.
 
Las jaras secas son un excelente combustible para las lumbres, arden fácilmente y producen buenas llamas, y las hace casi indispensables para iniciar los fuegos. Antiguamente eran arrancadas y recogidas en haces para ser transportados a lomos de las mulas hasta las leñeras, que debían estar bien provistas porque las lumbres se encendían a diario. Eran muy utilizadas para calentar los hornos donde se cocía el pan. Las jaras utilizadas para este menester debían ser arrancadas verdes, dejándolas secar unos cuantos días antes de ser quemadas en los hornos, y recibían el nombre de Hornija. De esta manera se utilizaba leña que no estaba totalmente seca ni completamente verde, produciendo que las brasas o rescoldos fueran más duraderos y por consiguiente, también más intenso y duradero el calor del horno. Otro uso diario de las jaras era alimentar los braseros de picón, elaborado quemando jaras junto a las taramas de las encinas.
 



Otra antigua utilidad de las jaras fue su empleo la construcción de los tejados de las antiguas casas de pizarra y de las enramadas y tinadas de los corrales de cabras. Las jaras eran colocadas transversalmente sobre los palos que sujetaban el tejado, quedando entrelazadas entre sí formando una cubierta sobre la que se colocaban las tejas. Este entramado de ramas de jara se llama ripia, y hacía las funciones de las tablas de ripia utilizadas posteriormente. También eran utilizadas para construir cercados para encerrar al ganado, denominados bardos de monte, que eran corrales o cercados cuyas vallas se formaban con haces de jaras colocadas verticalmente y sujetadas con palos, sustituyendo a las paredes de piedra. En las paredes de los corrales de cabras se colocaban haces de jaras transversalmente, cuyos extremos sobresalían hacía el interior evitar que las cabras se saltaran al exterior.

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