miércoles, 6 de abril de 2011

La vieja colmena y el viejo colmenero

Acaba el invierno, florece la primavera y la vieja colmena renace despues de sobrevivir a los días fríos, nublados o lluviosos en el interior de un viejo corcho, aislada de los adversos fenómenos climatológicos. Parece increíble que este material natural, la corteza de un árbol, aísle a la colmena de la lluvia y las bajas temperaturas, con sólo haber sido sometida a un proceso de cocción, para hacerla maleable y convertirla en un habitáculo cilíndrico que será la casa de la abeja reina y de sus obreras y zánganos. Entre 30.000 y 70.000 individuos pueden llegar a componer una buena colmena, según aquellos que los han contado…
  
Podemos hablar de vieja colmena en el sentido de que su población se mantiene viva gracias a que se renueva constantemente, porque, si mueren las obreras la reina pone más huevos, y si las obreras se quedan sin reina son capaces de criar una nueva reina. De esta forma la vieja colmena puede pervivir en el tiempo, a pesar de que la reina no llegue a alcanzar los cuatro o cinco años de edad, las obreras escasamente lleguen a los tres meses, y los zánganos no superen unas pocas semanas de vida. En cambio el corcho aguanta y aguanta año tras año a la intemperie dando cobijo a la población de la colmena.
                                                      En nuestro tiempo, los corchos de colmenas van escaseando, y qué decir tiene de la escasez de corcheros, aquellos artesanos que, con la fuerza del calor y la ayuda de sus manos, eran capaces de domar la dura corteza del alcornoque hasta darlo forma cilíndrica. El último corchero de la Sierra del Hospital fue tío Jesús Montero, quien probablemente elaboró la gran mayoría de los aún utilizados por los colmeneros de Navatrasierra, y con seguridad todavía quedará en uso alguno de los elaborados por su padre o su abuelo.


Actualmente, en apicultura se utilizan las cajas fabricadas con madera y chapa galvanizada tipo Layens o Langstroht, pero el viejo colmenero continúa conservando algunos corchos de colmenas con el objetivo de sacar enjambres de las viejas colmenas que le permitan formar una nueva productora de miel. Esto se consigue empleando las técnicas más tradicionales y haciendo uso de la habilidad y la sabiduría transmitida, de generación en generación, por los antiguos colmeneros.

El proceso es simple, pero ha de hacerse meticulosamente y con sumo cuidado en la manipulación de la colmena, y guardando mucho silencio. Colocando la boca de un corcho vacio pegado a la boca del corcho que contiene las abejas, al cual se se golpea en los laterales con dos palos, el viejo colmenero consigue que las abejas se pongan en marcha caminando de un corcho a otro, y, cuando hayan pasado un buen número de abejas y la abeja reina (para lo cual tendrá que prestar mucha atención visual), ya tendrá un enjambre para formar una nueva colmena. Mientras la colmena madre se verá obligada a criar una nueva reina para sobrevivir y continuar siendo una vieja colmena.



  


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