Un incesante chorrito de agua golpetea contra la peña mientras las bajas temperaturas acechan en el ambiente. En su caída, las gotas de agua chocan y se rompen, saltan despedidas y salpican hacía todos lados. Y al contacto con las zarzas y las hierbas, o las lanchas y piedras disgregadas por el suelo, las gotitas de agua se solidifican, se quedan heladas. Con este continúo salpicar, y con temperaturas muy cercanas a los cero grados centígrados, estos curiosos carámbanos aumentan de grosor colgados de las zarzas o adheridos a las hierbas. Impresionante resultado para un proceso tan simple.
Enhorabuena Jesús por este blog, estoy segura que a través de él darás a conocer todos los encantos de nuestra tierra. Me hago tu seguidora para enterarme rapidamente cada vez que hagas una entrada.
ResponderEliminarTus fotos son estupendas, si necesito alguna espero que no te importe que la copie.
Saludos
Que maravilla de fotos.
ResponderEliminar